El último día del Congreso Internacional de Sindicatos de Correos, el alcalde Buch y una delegación de altos funcionarios del Ayuntamiento dieron la bienvenida a una delegación de representantes de los cinco continentes.

En su discurso, elogió el hecho de que los sindicalistas no sólo hubieran debatido temas, sino que también hubieran trabajado para unir al mundo. En agradecimiento por haber elegido Wiesbaden como sede del congreso, Buch entregó al presidente del congreso, el sindicalista británico Geddes, un cuenco con una foto de la Kurhaus como recuerdo.

Los delegados agradecieron la calurosa acogida y elogiaron a los habitantes de Wiesbaden como excelentes anfitriones. A continuación firmaron el Presidente y el Secretario General del Congreso. Les siguieron los representantes alemanes Distel y Ziegler antes de que los representantes de los demás continentes firmaran finalmente el Libro de Oro.