"Los teléfonos inteligentes y los algoritmos influyen en nuestra atención y cambian nuestros mundos de experiencia: la promesa de optimización se convierte en una sensación de agobio y distracción". Las dos posturas examinan esta transformación de forma lúdica y analógica y desarrollan nuevas obras pictóricas y escultórico-sonoras para la exposición, que se yuxtaponen en el espacio expositivo.

Miriam Steinmacher utiliza tubos de órgano y sopladores radiales para crear objetos que imitan cámaras de eco y producen sonidos. De este modo, se comunican entre sí de forma incomprensible o forman un multisonido que suena en la Bellevue Saal.

En contraste, hay cuadros de Thilo Jenssen, sobre los que se aplican capturas de pantalla de configuraciones de teléfonos móviles y comunicación digital y se alienan mediante lijado. En la serie, la tecnología digital se funde con la pintura escultórica y plasma en el lienzo la fugacidad de las imágenes digitales.

Juntas, las obras plantean preguntas sobre la interacción entre la tecnología y nuestra relación con el mundo, con los demás y con nosotros mismos.